Vitaminas y Minerales

Defensas inmunitarias

Al hablar de defensas inmunitarias, nos referimos a la capacidad que tiene el cuerpo de defenderse contra ciertas amenazas exteriores, como los microbios (virus, bacterias, hongos, parásitos).

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¿De qué se trata exactamente? Cuando todo va bien, el cuerpo es capaz de luchar bastante bien contra los ataques virales o microbianos. Pero con la edad, unos no muy buenos hábitos o, simplemente, con el cansancio, las famosas defensas inmunitarias pueden debilitarse y el cuerpo es más vulnerable a las infecciones. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro organismo a que se defienda?
El sistema inmunitario no está formado por un único órgano, sino todo lo contrario. Es el resultado de unas complejas interacciones entre la médula ósea y el timo que dan lugar a la producción de las células inmunitarias (los linfocitos), pero también están implicados el bazo, los ganglios linfáticos, las amígdalas y la infinidad de células linfoides que están situadas en las mucosas de las vías digestivas, respiratorias, genitales y urinarias. Normalmente, las células tienen que actuar precisamente en esos órganos periféricos. Hay que distinguir entre la inmunidad «innata», que está permanentemente activa para proteger al organismo, de la inmunidad «adquirida», que solo actúa en caso de un ataque específico.
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¿Todas las personas somos iguales? No, desgraciadamente no. Basta con observar a los niños para darnos cuenta de que algunos se pasan los tres primeros años de su vida encadenando enfermedades mientras que otros no cogen la varicela ni aunque haya varias epidemias... Y también pasa de mayores, suelen ser los mismos que en la oficina son los primeros que cogen la gripe o una gastroenteritis cuando empieza la temporada. Al parecer, en realidad más que la constitución natural de cada persona, lo que importa son los hábitos y el estilo de vida. El tabaco, el estrés o una mala alimentación son algunos de los factores que influyen en la forma en que el cuerpo se defiende. En resumen, cuanto más nos cuidemos, mejor inmunidad tendrá nuestro cuerpo.
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¿Cómo se puede prevenir una bajada de las defensas? - Prestando atención a la alimentación, para aportar al organismo todos los nutrientes y vitaminas que necesita para un funcionamiento normal. Es una cuestión de sentido común, no hay que comer solamente hidratos, solo carne o solo fruta y verdura, sino un poco de todo. Y no pasar hambre, pero tampoco atiborrarse.
- Haciendo ejercicio. Al mejorar la circulación sanguínea, el ejercicio hace que las diferentes sustancias del sistema inmunitario circulen por el cuerpo con más facilidad.
- Gestionando el estrés. El estrés provoca la liberación de hormonas como el cortisol o la adrenalina. Estas hormonas son muy útiles a corto plazo, pero pueden resultar peligrosas si se producen de una forma prolongada.
- No tomando antibióticos sin prescripción médica y no automedicándose.
- Siguiendo las reglas básicas de higiene.
- Durmiendo un mínimo de siete horas por noche.
- Protegiéndose de las enfermedades de transmisión sexual.
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¿Qué hay que hacer para mantener las defensas inmunitarias? No hay un complemento o un alimento milagro y hay que empezar por los consejos que acabamos de indicar. No obstante, consumir ciertos alimentos puede ayudar a reforzar las defensas. El zinc, el selenio, el hierro, el cobre, el ácido fólico o las vitaminas A, B6 y C son los micronutrientes esenciales para contribuir a un funcionamiento normal del sistema inmunitario. Así que nuestra alimentación tiene que incluir todos estos elementos...