Belleza y Bienestar

La belleza viene de adentro

Seguro que en algún momento de tu vida has oído esa frase de que la belleza viene de adentro. Puede que al principio te muestres escéptico, pero nada más lejos de la realidad.

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Hidratar para brillar El primer paso de belleza, el menos costoso y el menos restrictivo, es uno en el que no pensamos lo suficiente: beber agua.
Eso sí, no es necesario tomar litros y litros de agua, basta con acordarse de hidratarse cada vez que se sienta la necesidad. Es preferible el agua sin gas para evitar la sobrecarga de minerales y la hinchazón.
El té verde, con sus múltiples virtudes, también es un muy buen aliado.
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Acuérdate de aportar a tu cuerpo los nutrientes esenciales La piel también necesita nutrientes. Nuestra piel necesita vitamina A, que ayuda a mantener una piel normal se encuentra en alimentos como la zanahoria, albaricoque, mango, pimiento, brócoli, espinaca, col verde, perejil y aguacates. Así como la vitamina C la encuentras en el (perejil, col y fresas. La vitamina E en (almendras, anacardos, nueces de macadamia, aguacates y aceites de primera presión en frío) estos ayudan a proteger las células contra el estrés oxidativo. Es una estupenda forma de disfrutar y cuidar de tu alimentación, los complementos alimenticios pueden ser una ayuda extra. Y además las Vitamina A, C y E, el selenio y el zinc son esenciales para el organismo.
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Relajante Además de la alimentación y la hidratación, la belleza también florece en un cuerpo sano y relajado. No hay nada más eficaz para el cutis que un paseo al aire libre. La oxigenación es una de las mejores maneras de resplandecer. Para ello, practica la respiración profunda, recurriendo a la meditación, el yoga o cualquier otra actividad física que te guste. Porque, por supuesto, ¡divertirse también es una de las mejores maneras para tener un cutis bonito!
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Descansa Una piel bonita y un cutis atractiva van de la mano con una cantidad de horas de sueño reparador. Acostarse antes de medianoche y levantarse siete u ocho horas más tarde es el secreto de unos rasgos descansados.